El antes del embarazo

Hola. Hoy quería comentaros como fué el antes del embarazo. En la presentación decíamos que llevábamos siete años casados y no habíamos podido tener hijos, así que después de intentarlo durante algún tiempo, decidimos ponernos en manos de médicos para estudiar la razón.

Primero yo pedí cita para mi médico de cabecera, para que me derivara al urólogo y estudiara el caso. Iría tan nervisioso que al aparcar le hice un bollo al coche... me dieron cita para dos semanas después, para el 24 de septiembre.

Mientras tanto, Charo pidió cita para el ginecólogo, le hicieron una exploración, una citología, una una ecografía vaginal y le pidieron que se hiciera una analítica completa de sangre y hormonas. Al mes, tendríamos que volver para ver los resultados. Durante ese tiempo, yo ya habría ido al urólogo.

El 24 de septiembre fuimos al centro de especialidades y me atendió un doctor, que al verme pensó que me había equivocado de consulta, pues esa consulta era para los pacientes con problemas de próstata, etc. PERO AQUÍ OTRA MILAGROSA COINCIDENCIA, el doctor que me atendió estaba sustituyendo al que en teoría me iba a ver y él era precisamente el jefe de urología reproductiva del hospital universitario, el único que podía autorizar los seminogramas. Nos pidió de nuevo relajación, tranquilidad y me dijo que me pasara directamente por su consulta sin pedir cita con los resultados de un seminograma (o espermiograma... o pajinograma... como decían mis compañeros de trabajo a quienes siempre tuve informados). Me recomendó que lo hiciera por lo privado, aún siendo él el jefe del servicio público ya que quería "calidad" y eso no se podía garantizar en una pequeña salita de un hospital con el estrés que eso conlleva.

La máquina de análisis de los laboratorios estaba estropeada, así que tuve que esperar unos cuantos días a que estuviera arreglada. Cuando llamé para confirmarlo me dijeron que al día siguiente, de 8 a 12 tenía que llevar la muestra en menos de 1 hora...

El día en cuestión estaba lloviendo... se me empañaban los cristales del coche y encima, hora punta, mil coches en la carretera. En 45 minutos estaba la muestra en el laboratorio. Como anécdota mencionar que al empañarse los cristales del coche y necesitar encender el aire acondicionado para que se quitara el vaho, tuve que colocar la muestra entre las piernas (de donde había salido minutos antes) y conducir todo trayecto (unos 10 kilómetros) evitando que bajara de temperatura... ¡una odisea!

A los dos día recogí los resultados. A primera vista, y sin entender mucho, todo parecía correcto. La calidad, la cantidad, la movilidad, etc estaba dentro de los valores normales (tirando a superiores) de los baremos que se señalaban. Esta calidad me la vino a confirmar el urólogo a quien visité pasados unos días. Me dijo que hacía tiempo que no veía un esperma de tanta calidad, de igual calidad a aquellos de generaciones anteriores. Eso me tranquilizó... de momento una causa menos de imposibilidad.

Ahora quedaba lo más duro, esperar casi dos semanas a los resultados de Charo. Por fín, cuando fuimos a que nos los leyeran, nos llevamos la alegría de saber que todo estaba bien, es más, el día de hacerse la análitica estaba ovulando. El ginecólogo nos propuso el método (del que hablaré en otra entrada) para llevar el control de los días fértiles y nos aconsejó varias cosas de las que hablaremos en otra ocasión.